lunes, 4 de abril de 2011

Sociedad de iguales...¿seguro?



DISCAPACITADOS: EN LA DIFERENCIA, IGUALES

Rafael Mingo

Me siento una persona privilegiada, pues compartir con vosotros mi tiempo es todo un privilegio.  Desde el conocimiento de vuestra realidad que en estos momentos tengo -por estar trabajando cada día con vosotros- me atrevo a decir que sois personas abnegadas, con un gran espíritu de sacrificio hacia todo lo que hacéis. Mostrais un gran cariño hacia los demás, de manera muy especial y particular hacia vuestros voluntarios. Nosotros, con humildad, día a día intentamos luchar por vuestro bienestar e integración en una sociedad de iguales.

Quiero afirmar que  no constituís un grupo social separado, diferente y extraño dentro de una sociedad a la que etiquetaré como “normal”, pues he comprobado, muy de cerca, que deseáis vivir como los demás, aprender, estudiar, divertirse como se divierten los demás y en los mismos lugares. Debemos luchar todos para eliminar de una vez por todas las barreras mentales, sociales, educativas y, por supuesto, las arquitectónicas; a fin de conseguir que cualquier persona con una discapacidad tenga el puesto que se merece entre nosotros y en esta sociedad. Todos, tenemos el derecho a una vida mejor y, cuando menos, igual a la de los demás en deberes y oportunidades. Desde el voluntariado, con nuestro esfuerzo, comprensión y tolerancia, procuramos conseguir de verdad y para siempre un mundo sin ningún tipo de barreras. Un mundo para todos. Ellos, los discapacitados, tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones que tenemos todos pero en muchas ocasiones sus diferencias no son valoradas y aceptadas por los demás.
Como “profesor” vuestro quiero recalcar (para que todo el mundo lo sepa) el gran cariño que ofrecéis y la actitud tan vital que mostráis ante vuestras circunstancias adversas. Es una gran lección la que me estáis dando y vale la pena seguir  a vuestro lado. Sois maravillosos. Todos.
Alguien dijo: “...seamos capaces de ver con otros ojos, escuchar con otros oídos, caminar con otras piernas y lo más importante, pensar con otra mente.”
Cuando seamos capaces de ponernos “en la piel” del otro, sentir lo que siente, sufrir lo que sufren ellos, desear lo que desean, soñar con sus propios sueños, habremos comenzado a entender quienes son los discapacitados: personas de carne y hueso con capacidades diferentes pero iguales. Eso sí, en la distancia.
Deseo terminar pidiendo a todas las autoridades políticas de cualquier signo que tengan en cuenta las demandas de este colectivo de personas con discapacidad en materia de accesibilidad, protección e integración. En verdad es un colectivo minoritario y su voz no llega en muchas ocasiones al lugar adecuado o a las personas que debieran mostrar una especial sensibilidad, pero también es verdad que son una parte muy importante de la sociedad de España (9 % de discapacitados). Buscar la integración de los que todavía “están fuera” para que puedan “estar dentro”. Integración social a través de la cultura, la educación, el arte, el deporte, el ocio, el tiempo libre, el medio ambiente, el trabajo, la palabra. Es una tarea de todos pero muy especialmente de los políticos y de sus políticas y de una sociedad educada y responsable hacia el mundo de la discapacidad. Luchemos todos juntos y en la misma dirección. Lo conseguiremos.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo, las barreras más necesarias de derribar son las mentales,cuando esas desaparezcan las demás caerán "per se", pero creo q esas son las más difíciles xq nos cuesta muchísimo reconocer q existen y ese es el primer paso para derribarlas. Confiemos en q el futuro sea diferente. Mil besos Rafa.

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