miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA MÚSICA, ESTÍMULO PARA EL BIEN

Rafael Mingo

A Javier Benavente Ruiz
Hombre que lucha por sus ideas

La música es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos (Wikipedia).

Desde muy joven me enseñaron a entender esta profunda definición de la música. Mis padres eran grandes aficionados a la música clásica, de ellos y de unos amigos muy entendidos y enamorados de la música, aprendí a distinguir el color, intensidad, agudo, grave…en definitiva, aprendí a amar la música.

La música es para mi uno de los modos más privilegiado de expresar y transmitir mis sentimientos. A través de la música recuerdo mis momentos vividos más importantes, olvido las penas y me dejo llevar a un mundo donde solo la paz sea la reina del momento. 

Un domingo, como casi todos, fui con mi mujer a escuchar un concierto, esta vez, ofrecido por la Asociación Musical Santa Cecilia de Atzaneta, pequeña localidad en el Maestrazgo castellonense, en el Palau de Congresos de Peñíscala. Magnífico concierto: intenso, profundo, variado, colorista. Sin duda alguna, sus músicos demostraron ser un conjunto unido y armonizado, con suficientes dotes para hacer vibrar al público allí presente.

Un Consistorio Municipal debería ser como una banda musical o una  orquesta: muchos músicos y muchos instrumentos…, pero unos y otros, capaces de armonizarse y ofrecer un maravilloso espectáculo al público que, concentrado en las notas que revolotean por el aire, les trasmite sosiego y emociones múltiples.

En una Corporación Municipal son muchos los partidos políticos, cada uno con sus ideas y pensamientos, todos diferentes, pero todos igualmente válidos. Nadie es prescindible, todo lo contrario, todos los componentes son necesarios. Cada uno, desde su pensamiento e ideas, ha de ofrecer lo mejor sin renunciar a sus orígenes. La batuta la lleva el director, en este caso el Sr. Alcalde. Le corresponde a él, trabajar para ser capaz de unir y armonizar todas las ideas, todos los pensamientos, para llevar al pueblo a la conquista del progreso. 

Como decía al principio del escrito: la música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los  principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos. Así, cada concejal debería luchar para conquistar su espacio pensando, no en él, sino en el bien común del pueblo.

Los problemas del pueblo solo se pueden solucionar con sacrificio, con sensatez, con equilibrio, sin egoísmos, cada uno aportando sus ideas, aunque a veces se tenga que renunciar parcialmente a ellas. Todos son imprescindibles, pero todos tienen que estar armonizados y se me ocurre que la armonía y el éxito nacen del convencimiento y éste, del cumplimiento estricto de las promesas que se hacen en cada momento.

El Consistorio Municipal, con sus representantes, ha de ser el instrumento que conquiste a una ciudadanía hambrienta de verdad y no de mentira, hambrienta de logros y no de falsas promesas, hambrienta de querer ser escuchada y no de profundos silencios. En definitiva, lo que el pueblo quiere es que sus representantes, todos juntos y armonizados, luchen y trabajen para solucionar sus problemas. Una orquesta solo funciona cuando está compenetrada y es un fracaso cuando cada instrumento actúa por su cuenta.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, pero los partidos políticos cada uno va a su aire. La orquesta de un ayuntamiento está formada por grupos musicales independientes y no adminten un director común. Es una pena.

    ResponderEliminar
  2. llevass toda la razon

    ResponderEliminar