viernes, 19 de julio de 2013

COCEMFE MAESTREAT BAMESAD EN ULLDECONA CON LOS NIÑOS



Rafael Mingo

  Patrocinado por el Ayuntamiento y la Fundación Ulldecona y organizado por Cuca y Deportes, se celebra por estos días del verano un Campus Deportivo destinado a niños entre 5 y 11 años en el Instituto Ramón y Cajal de la ciudad.  Patrocinadores y organizadores nos invitaron a compartir con  estos chicos una jornada de Deporte Adaptado y Barreras.

  Todo un acierto incluir esta actividad entre niños tan pequeños. Demostraron, de todas todas, que están a la altura de niños con más edad. Atendieron, preguntaron y posteriormente practicaron con gran soltura aquellos deportes que llevábamos en el programa: baloncesto en silla, boccia y goalball, las tres ramas de la discapacidad que, en general, suelen gustarles más. Se les hizo muy corto el tiempo utilizado, protestaban porque querían más, señal inequívoca de que se sentían felices y atraídos por las vivencias tan espectaculares y novedosas que estaban experimentando.

  Como viene siendo habitual, acompañado de Manolo y Alex impartí una pequeña charla teórica. He de confesar cierto “temor” o nerviosismo al inicio, pues era la primera vez que impartía una clase de Deporte Adaptado a niños tan pequeños. Me lo pusieron muy fácil. Habéis demostrado ser fantásticos. Un abrazo para todos.

  Paco también se lo pasó bien con el Goalball, estos chicos son más activos que los mayores de 14 o 15 años. Aprendieron a jugar con los ojos vendados y de verdad que les gustó. Hicimos énfasis en que ellos pueden quitarse las gafas oscuras y ver de nuevo, a diferencia de los discapacitados que, aunque se quiten las gafas, no pueden ver. Una buena lección.

  En el baloncesto en silla estuvo Alex, quien con juegos de adaptación al baloncesto “se los metió a todos en el bolsillo”. Manolo Celma en esta ocasión se convirtió en un docente extraordinario para explicarles la Boccia. También en este deporte lo pasaron genial. No quiero olvidarme de Juan Carlos, que estuvo con nosotros y ayudó y participó en toda clase de tareas.

  Creemos sinceramente que el mensaje ha quedado claro y diáfano entre estos chicos. Hablarán con sus padres –así lo dijo más de uno- para que no aparquen en las plazas de los discapacitados y les dirán que estas personas hacen muchas cosas. Gracias a todos sus monitores y a las personas que nos han atendido y por supuesto a los padres, es evidente que son buenos educadores.   

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